jueves, 23 de enero de 2014

La Santa Misa - Capítulo primero - Preparados, listos...

¿Tienes la impresión de que no le sacas todo el partido que ofrece la Santa Misa?
A veces esto se debe a varios motivos.
En primer lugar, porque guarda tanta riqueza que nunca terminaremos de agotarla del todo, aunque vayamos todos los días a Misa.
En segundo lugar, porque no siempre nosotros estamos a la altura de los acontecimientos que en ella ocurren. Dejamos que las distracciones nos asalten con facilidad y no hacemos mucho por espantarlas.
Por otro lado, ocurre muchas veces que no tenemos una buena formación sobre la Misa. No sabemos qué significan los ritos que se suceden a lo largo de la celebración y al mismo tiempo no sabemos qué podemos hacer nosotros para meternos más de lleno en la celebración. 
Quizás pensemos que simplemente vale con escuchar más o menos y no perdernos en la celebración, pero esto no es suficiente si le queremos sacar el máximo fruto al Sacramento.
A lo largo de este número y los siguientes me propongo ayudarte a entender mejor cada uno de las distintas cosas que el sacerdote va haciendo en Misa y poderte dar pistas de qué hacer tú en cada momento para no perderte y unirte más a Jesús Eucaristía.
El Sacramento de la Eucaristía es el centro y cúlmen de nuestra vida fe, es decir, a donde se tienen que encaminar todos nuestros pasos. Al fin y al cabo, la Eucaristía no es una cosa, sino el encuentro con una persona: Jesús. Él es la Eucaristía, y la Eucaristía es Jesús.
Y como para los encuentros importantes nos tenemos que preparar bien, remota e inmediatamente justo antes de la celebración.


Antes de llegar a la iglesia. Vamos a Misa.
Ayuda mucho pensar a lo largo del día la suerte que vamos a tener de poder asistir al Santo Sacrificio de la Eucaristía.
Ir a la iglesia, a la parroquia, es ir a la Casa de Dios. Prepárate bien, también por fuera.
Vas a rezar, a hablar con Jesús, con la Virgen…
Jesús te espera, no llegues tarde, se puntual. Y creo que no me equivoco si te digo que llegar puntual a Misa es llegar unos minutos antes, los suficientes para poderse preparar, para relajarte, para salir un poco del ambiente de la calle, del ruido del mundo, de las preocupaciones…
Los cuatro fines de la Misa son: adorar, dar gracias, pedir perdón y pedir cosas a Dios y por los demás.
Te puede ayudar ir con las lecturas de la Misa leídas de antemano.

Inmediatamente. Preparar la Misa.
Al entrar en la iglesia toma agua bendita, sígnate (haz la señal de la cruz, pidiendo al Señor que te perdone los pecados veniales, y así estar más preparado para recibir al Señor.
Ya sabes que lo primero que hay que hacer es dirigirte al Sagrario, allí te espera Jesús, realmente presente en el Sacramento de la Eucaristía. Haz bien la genuflexión (la rodilla derecha al suelo), con tranquilidad, sin hacer las cosas rápidas y mal, sino pon tu corazón y tu amor en cada genuflexión, es un momento de adoración al Señor.
Mientras esperas a que comience la celebración reza en silencio. No es mala idea que aproveches para confesarte, y así estar mejor preparados el corazón, el alma y el cuerpo para la visitas que vas a recibir de Jesús Sacramentado.

No pierdas de vista lo más importante: cada Misa es un encuentro con Jesús