Homilía
El sacerdote nos explica la Palabra de Dios para enseñarnos a ser buenos cristianos. Presta atención, merece el pequeño esfuerzo que le dediques, porque el sacerdote va a intentar ayudarte a hacer vida el Evangelio y las lecturas que hemos escuchado antes.
¿Qué dice el Evangelio?, ¿qué me dice a mí la Palabra de Dios? ¿Cómo puedo llevar a mi vida la Palabra de Dios? Seguro que puedes sacar buenos propósitos, o bien descubrir algo que te renueve, que te ayude…
Es un momento importante, porque el sacerdote se ha preparado para intentar ayudar.
Además, el sacerdote predica, en primer lugar para sí mismo, es decir, lo que está diciendo lo ha rezado previamente, y no lo dudes, él mismo está aprendiendo de lo que a ti te está predicando.
Credo
Fíjate qué movimiento más hermoso se da en este momento de la Santa Misa.

Ahora llega nuestra respuesta a Dios que nos ha hablado.
¿Cómo respondemos a Dios? Con nuestra propia vida, a través de nuestras palabras y de nuestras obras.
Por eso, profesar (es decir, creer, confesar) en este momento el Credo, es decir a Dios que creemos en Él: en Dios Padre, en Dios Hijo y en Dios Espíritu Santo y en lo que han hecho con nosotros: creado, redimido, santificado.
No podemos olvidar que a Dios no solo le respondemos con palabras, sino que, lo que profesamos, lo que decimos con fuerza, lo tenemos que llevar luego a la vida.
Vivir sabiendo que es Dios Padre quien nos ha creado, es decir, que nosotros no nos hemos dado el ser a nosotros mismos, sino que Él nos sostiene y mantiene.
Vivir sabiendo que somos pecadores y que es Jesús el que nos redime: ha muerto por nosotros, para salvarnos de nuestros pecados, para liberarnos.
Vivir sabiendo que el Espíritu Santo es el que nos hace santos y que necesitamos de su amistad, de su cercanía para nuestra vida.
Y que todo esto lo vivimos en la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, la gran familia de los hijos de Dios, donde unos a otros nos apoyamos como en cualquier familia en nuestras dificultades y en nuestras alegrías y proyectos
Reza el Credo fijándote en lo que dices. No es simplemente recitar, es rezar; se lo estás diciendo a Dios. No tengas demasiada prisa en recitarlo.
En los días más solemnes puede ser cantado.
(Credo cantado en Lourdes, mayo 2.008)
Oración de los fieles
