sábado, 3 de mayo de 2014

La Santa Misa - Capítulo Octavo - Liturgia Eucarística - Jesús está presente entre nosotros

Consagración (de rodillas)


Es el momento más sagrado de la Misa. La transubstanciación es el milagro más grande: el pan y el vino que hemos ofrecido a Dios se convierten por la acción del Espíritu Santo al que hemos invocado en la epíclesis en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Jesús está realmente presente sobre el altar.
El sacerdote presta su voz y sus manos a Jesús y actúa en su Nombre y en su Persona (Jesús habla y actúa por medio del cura).
La Consagración por separado del pan y del vino representa la muerte de Cristo (un cuerpo separado de la sangre está muerto).
A continuación llega la narración de lo que en este momento va a suceder: TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE EN ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
El sacerdote muestra a Jesús para que lo adoremos, y luego lo adora él con la genuflexión. No dejes de hacer en este momento un acto de fe: “creo fírmemente que estás aquí, Señor, te amo”. O bien aquello que dijo Santo Tomás a los ocho días de la Resurrección: “Señor mío y Dios mío”.

TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
El sacerdote muestra el cáliz y lo adora con una genuflexión pausada llena de amor. Únete tú al sacerdote en un acto de amor a Jesús en su Sangre, muerto por ti en la Cruz.
Los monaguillos tocarán la campanilla para indicar la alegría de que Jesús está entre nosotros en la elevación tanto de la Sagrada Hostia como del Cáliz. Es la alegría de Jesús presente entre nosotros.

Aclamación (de pie)

Proclamamos nuestra fe en Jesús resucitado.
Existen distintas fórmulas, con sus correspondientes respuestas a elección del sacerdote que celebra la Santa Misa.
La más común:
Este es el Sacramento (Misterio) de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

O bien está en la que recordamos la Redención.
Aclamad el Misterio de la Redención.
- Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas

O bien, remarcar el sacrificio de Jesús por nosotros:
Cristo se entregó por nosotros.
Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.

Anámnesis
ASÍ, PUES, PADRE, AL CELEBRAR AHORA EL MEMORIAL DE LA PASIÓN SALVADORA DE TU HIJO, DE SU ADMIRABLE RESURRECCIÓN Y ASCENSIÓN AL CIELO, MIENTRAS ESPERAMOS SU VENIDA GLORIOSA, TE OFRECEMOS, EN ESTA ACCIÓN DE GRACIAS, EL SACRIFICIO VIVO Y SANTO
*Anámnesis”. Viene del griego y significa recuerdo, pero no solo como podemos recordar algo del pasado y ya está, sino como algo que viene al presente, como algo en lo que nosotros estamos presentes, y que a través del Sacramento actualiza aquí y ahora, el Sacrificio salvador de Jesús; trae al presente un hecho del pasado.

Es un momento fuerte para que veas tú también el amor de Jesús por ti. Todo lo que ha hecho por ti.